La continuidad de las estructuras de solidaridad

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Varias son las estructuras de solidaridad que están de pie en Montevideo, ollas en general, llevadas y guiadas por el apoyo mutuo y la solidaridad que intentan dar el sustento mínimo a lxs más desposeídxs. Aunque para nada sea suficiente con esto, ningún proyecto revolucionario de la sociedad puede existir sin estructuras de solidaridad concretas donde el hacer despojado de explotación y lucro exista y demuestre otro mundo posible.
Ollas de todo tipo y con diferentes grados de autonomía (en general casi todas son autónomas) existen hoy. En el caso de Cordón, la comunidad de lucha mantiene dos ollas y una merienda donde cada grupo es autónomo y la coordinación es para mejorar y estar atentxs a las necesidades en común. Todxs lxs militantes saben que no se cambia la sociedad con una olla pero que sin olla no habrá cambio.
La limitación de los proyectos solidarios y el miedo de algunxs compas de que no se conviertan en espacios de reproducción de la caridad y la dependencia es justo. Ahora, estos espacios deben existir tanto como deben existir las otras potencias que lleven a la transformación revolucionaria y autoorganizada de la sociedad. La cultura de lo común, la que muestra otros modos posibles alejados y contrarios al lucro y la explotación egoísta, se potencia en el esfuerzo mancomunado de apoyo mutuo. Al ser parte de un proyecto de cambio más grande se disuelven ciertos riesgos.
No más que orgullo sentimos por nuestrxs hermanxs de lucha que hace que nuestra base social esté ahí. Por suerte (o convicción en verdad) no son lxs únicxs. Nuestros proyectos surgen y se fortalecen de las manos sucias, del hacer en común, del ensayo y el error, de la solidaridad hecha carne. Hay mucho y diferente que hacer, claramente. En un barrio autoorganizado nadie estará solx.

Un anarquista más.


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