El domingo 26 de marzo de 1911, luego de haber participado de una manifestación contra la carestía de la vida, más de cincuenta mujeres, convocadas por la agrupación femenina Obreras de Oficios Varios conformaron la agrupación femenina Emancipación. Entre ellas se encontraban las conocidas anarquistas María Casal y Candas, Virginia Bolten y Delfa Boatti.
En sus estatutos expresaban sus objetivos; “Uno de los propósitos primordiales […] será la emancipación de la mujer, […] su labor será encaminada a fomentar la unión […] y la solidaridad internacional del pensamiento libre, por medio de la prensa, asambleas públicas, conferencias teatros, etc. […] Esta asociación no pretende desligarse del movimiento progresista masculino; muy al contrario, su propósito es aunar fuerzas para llenar el vacío producido por la gran deficiencia femenina.”
Su carácter antiautoritario se evidenció cuando resolvieron no tener presidenta, sino asignar una compañera que se ponga al frente en cada asamblea. El centro puso especial énfasis en la labor educativa considerando que el bajo nivel cultural de las mujeres y la nefasta influencia de la Iglesia católica eran los principales obstáculos de la emancipación femenina. En su asamblea fundacional, rechazaron la solicitud de adhesión a la Federación Femenina Panamericana por considerar su programa como sufragista, ya que proponían gestionar las reformas sociales que hicieran posible a la mujer «tomar parte en los negocios del Estado». En una entrevista con la prensa, una integrante del centro afirmó: «No aspiramos al sufragio, no queremos ser diputados, no soñamos con una transformación de los códigos».
Esta unión de mujeres con intereses comunes, potenció la difícil participación femenina en un movimiento obrero impulsado en su inmensa mayoría por varones, debiendo enfrentar el rechazo de la cultura dominante impregnada en el ambiente, así lo expresaba una de sus integrantes; “se ha desprestigiado tanto todo intento de liberación exclusivamente femenina que, en cuanto intentamos hacer algo superior a las pláticas sobre modas o fiestas sociales, nos tratan como marimachos. […] Sabemos que seremos combatidas. Ni los hombres mirarán con simpatía nuestro esfuerzo, ni las propias mujeres responderán como sería de desear. El prejuicio es nuestro principal enemigo.”
La asociación femenina Emancipación formó parte del tercer Congreso Obrero (mayo de 1911) convocado por la Federación Obrera Regional Uruguaya, potenció y organizó a las mujeres de distintos gremios (alpargatas, costureras, aparadoras, telefonistas) que se lanzaron a la calle durante la primer huelga general declarada en ese mes de mayo.
El grupo Emancipación demostró la imprescindible necesidad de reinventar constantemente las formas de lucha, y la importancia de sostenerlas en el tiempo. Hoy su práctica sorprende por su vigencia, mientras la realidad evidencia la urgente necesidad de profundizar su legado…
*Foto: Virginia Bolten 1° Mayo 1912, Montevideo.