
En la noche del 20 al 21 de abril de 1974, la dictadura realizó un operativo en la calle Mariano Soler 3098 que buscaba la detención de un militante tupamaro. El despliegue militar realizado fue propio de las películas de guerra donde se enfrentan poderosos grupos militares. Sin embargo, en este caso la relación de fuerzas fue absurdamente desigual. Del otro lado de la puerta, acribillada a balazos, fueron masacradas Silvia Reyes de 19 años, embarazada, pareja del requerido, Laura Raggio, también de 19 años; y Diana Maidanik, de 22 años de edad, ambas estudiantes de psicología. Las muchachas de abril no eran pobres víctimas inocentes, eran mujeres revolucionarias integrantes del MLN que incluso llegaron a contraatacar con unos pocos disparos la desigual correlación de fuerzas.
El suceso de Abril, evidencia el uso del aparato estatal para consumar el exterminio de una parte de la población opuesta al régimen. El uso sistemático de las instituciones para ejercer el terrorismo de estado como práctica de gobierno. El responsable del operativo fue el general Juan Rebollo, junto a los generales Julio César Rapela y Esteban Cristi, los mayores Armando Méndez y José Gavazzo, el coronel Manuel Cordero y los entonces capitanes Mauro Mariño, Julio César Gutiérrez y Jorge Silveira.
El 21 de abril de 2011 se convoca en el Barrio Brazo Oriental a un “rescate” de las muchachas de abril por parte de Plenaria Memoria y Justicia.
Tras la realización de varios escraches callejeros que buscan señalar, visibilizar y denunciar a los responsables de los crímenes de estado y sus instituciones a través de la condena social, Plenaria propone la realización de “rescates” que saquen a la luz la lucha y entrega de lxs compañerxs asesinadxs. Realizándose rescates a Elena Quinteros, Gerardo Gatti, Soledad Barrett, Íbero Gutiérrez, Carlos Alfredo Rodríguez Mercader y Aída Sanza.
Ese 21 de abril, el barrio pudo oír de primera mano lo que siempre se había comentado, la crudeza de la realidad, lxs vecinxs salieron de sus casas y las veredas se inundaron de gente que pudo gritar junto a sus vecinxs de toda la vida y junto a desconocidxs que jamás había visto; ¡ni olvido ni perdón!