Conocer el territorio para transformarlo, conocer el territorio para destruir aquello que nos amenaza, aquello que nos ataca.

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El centro se ha convertido poco a poco en el fortín del Estado, en la zona segura de la izquierda y sus asquerosos proyectos de dominio y explotación. Pero la sumisión de muchos choca contra la realidad y dignidad de otros…
  La «limpieza» que la izquierda intenta hacer a través de sus ejércitos de trabajadores sociales y sus diferentes políticas, desde la Ciudad Vieja y avanzando tiene diferentes aristas. A los pobres sin casa se los levanta, apoyados por los mercenarios de azul para alejarlos de la vista de los turistas, a las personas sin casa pero que se atrevieron a ocupar se las desaloja para demostrar la santidad de la propiedad privada y a los pequeños comerciantes se los compra con la idea de la «re-estructura comercial del barrio» para que luego mueran bajo las grandes estructuras y sus negocios. Mientras cierta población es alejada del Centro, Cordón, o Barrio Sur, misteriosamente ciertos negocios, como el de las bocas no desaparecen. En esta etapa seguramente es más importante potenciar la idea de la inseguridad para que las políticas de control puedan imponerse sin resistencia. Formas de vida que se reproducen en una población más popular, aunque no nos gusten en su totalidad, son ahora arrasadas para imponer el proyecto de los Martinez y sus secuaces: el más absoluto control y la liberalización del negocio más especulador en todas las zonas del centro. La luz espantosa para que los comerciantes se sientan seguros, las cámaras en cada esquina (desde la Ciudad vieja hasta el Cordón), los intensos patrullajes (que por alguna miopía no ven las bocas) y las arremetidas de los grandes consorcios inmobiliarios tienen un solo objetivo: potenciar el acostumbramiento y desarrollar el dominio sobre la población.
  Si el plan es en el Centro, la estrategia del Poder abarca a todo el territorio. Nuestra resistencia, también debe no ser sólo local. Entre el aburrimiento y el control más absoluto, el proyecto de la izquierda del capital choca y chocará siempre con la resistencia, desde aquella de los que desean sólo sobrevivir y hoy son desalojados, reprimidos y encarcelados, hasta la de aquellos que buscan subvertir el sistema de relaciones parasitarias y de dominio. O sea, choca y chocará siempre contra la supervivencia y los proyectos antagonistas, revolucionarios. Los botones de particular que intentan cazar a los feriantes que no le pagan la cuota-chantaje a la Intendencia o los botones de azul que cumplen las ordenes de desalojar a las personas que han ocupado viviendas vacías, materia de los especuladores inmobiliarios son parte de una misma lógica y parte de un mismo Poder. Si no podemos vivir dignamente no tenemos libertad y para ser verdaderamente libres sólo con vivir no alcanza…
  En el centro de los negocios, en el centro de la ciudad, donde conviven no muy lejanamente centros de poder, de negocio, locales estudiantiles y centros de dispersión de todo tipo, la acción de resistencia que surge debe potenciarse convirtiéndose en una fuerza real y certera. El repudio que ha llevado a golpear a los alcahuetes que reprimen feriantes, trabajadores callejeros debe unirse a aquellos que luchan contra los centros de especulación y resisten a los desalojos. El accionar contra el dominio y sus estructuras debe tomar en cuenta los diferentes dispositivos que generan esas relaciones de mierda entre las personas, deben quedar por fuera y separados de nuestras vidas los transas de legal e ilegal. Debemos luchar contra aquellos que nos envenenan, sucuchados en esquinas y sobre todo contra aquellos que generan las condiciones para que este tipo de relaciones sea nuestro cotidiano, los grandes negocios.
  Este proceso de guerra civil generalizada, con ocupación permanente de las calles, retenes (cámaras por todos lados, empresas de seguridad) y sistemas de generación de desconfianza generalizada, sobre el terreno se llama «gentrificación», contra ella, que es decir contra el Capital y el Estado, estamos luchando y seguiremos luchando…
  Nos quieren seguir diciendo cómo movernos, cómo amar y a quién, a dónde ir y cuándo. Quieren marcar los ritmos de nuestra vida entre comprar, trabajar y volver a comprar. Pero en todas partes otras formas de vivir ya existen, otros principios contrarios a la sociedad autoritaria y del dinero ya existen y adquieren fuerza.
  Conocer nuestro territorio y cambiar las formas de circular en él es nuestra responsabilidad. Destruir aquello que nos destruye es nuestro compromiso con la libertad…

Anarquistas, Cordón.