Redes de ayuda mutua, partidos políticos y autonomía.

Según un estudio cuyos datos difundió la diaria, las ollas populares han dado en promedio 373 porciones de comida desde que se disparó la solidaridad contra la «crisis» económica.

Hemos dicho repetidas veces que lxs explotadorxs juegan su papel y no descansan para profundizar sus ganancias, ergo, explotar y dominar más profundamente a las personas. Las ollas representan y son de hecho parte de la potencia social contra ese mundo de muerte que es el capitalismo. La ayuda por fuera del tanteo político y el lucro es una base fundamental para un mundo basado en la solidaridad pero hay varios riesgos asociados a las buenas intenciones.

Nuestrxs compas en todos los diferentes espacios, ollas y merenderos ven en carne la solidaridad, la fuerza de las personas y también los intentos de recuperación política de diferentes sectores, desde iglesias, partidos políticos y organismos «para-partidarios» como el PITCNT.

Nuestrxs compas han decidido continuar en la mayoría de lugares, muchos creados por ellxs mismxs y es que hay muchas cosas que no son de «elección». Con la ética de libertad donde el apoyo mutuo se muestra como una fuerza imprescindible para un mundo nuevo, visibilizar los intentos de institucionalización y cooptación será una tarea necesaria en los tiempos que se vienen.

Una crítica será necesaria, una crítica que no rompa las redes de ayuda, que no venga «desde afuera», o sea, que no detenga sino que potencie las fuerzas hacia la autonomía y la libertad. En la crisis del 2002 vimos como un montón de redes eran tomadas por los futuros gestores progresistas del capitalismo como estructuras suplementarias y transitorias. Lo único que les interezaba era el poder omnimodo y centralizado del Estado. Indudablemente las ollas no son una estructura económica base para ningún tipo de sociedad libertaria o libre. Son creadas para mitigar un problema y ta.

La concepción diferente que podemos aportar tal vez sea la de entender las redes de solidaridad como el embrión, no para intereses políticos, sino para profundizar la autoorganización de las personas comprendiendo y ampliando sus fuerzas, su creatividad y su independencia. El progresismo ya falló al endiosar al mercado y hacer más dependiente a las personas. El «nuevo uruguayo» mostró ser un concepto nefasto. Tendremos que construir otra cosa entre todxs…